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WinRAR, the small survive!

WinRAR es, probablemente, una de las piezas de software más reconocibles que existen. Ya sea que tengas 50 años, o seas un desarrollador en sus 20s, es muy probable que lo hayas usado y que, posiblemente, incluso recuerdes su nombre cuando tienes que descargarlo en algún computador nuevo.

Pero, ¿por qué estoy escribiendo de esto?, ¿por qué es siquiera interesante?. Bueno, personalmente, utilizo WinRAR para manejar multitud de archivos comprimidos en mi día a día, usualmente porque debo crear, monitorear, y mantener sistemas de distribución que involucran archivos ZIP u otras extensiones similares.

Es por el gran uso que le doy a este programa (y porque siempre quise poder decir que soy dueño de una copia de WinRAR lol), es que decidí contactarlos por correo electrónico, solo para preguntarles si podían darme una licencia de uso personal. Fue a este correo que Louise Cusworth me respondió directamente, y fue también a partir de este punto que intercambiamos varios correos más.

Luego de conversar un rato con Louise, terminé comprando una copia digital de WinRAR, ¡junto con el CD físico!. Obviamente, esto va mucho más allá del software en si, quiero decir, no es como que necesite una copia o una licencia, ni menos un CD; simplemente me pareció genial poder obtener esto como un detalle o algo curioso a partir de una conversación por correo.

Pasaron algunos meses luego de que concluimos nuestra conversación el 27 de octubre, hasta que, el 15 de diciembre, recibí una carta en el correo enviada directamente desde Berlín, Alemania. Se veía algo así:




Pero… había algo extraño. La carta no contenía el CD que compré, sino que algo incluso más especial, en mi opinión por lo menos jaja. Dentro del sobre venía un sticker de RARLAB bastante grande, con la palabra “WinRAR” escrita en el centro. Debajo de ella, venía escrita también la frase “the small survive”, lo que al parecer es su slogan o algo por el estilo. Me pareció bastante curioso. Aquí hay una foto de todo lo que recibí:


Todo sea dicho, todavía espero que mi CD aparezca en mi correo un día de estos jaja; sin embargo, el nivel de detalle y cariño que le pusieron a escribir una carta, firmarla, agregarle un sticker lindo que la acompañara… ese tipo de cosas realmente las aprecio mucho. Al final creo que recibí lo que estaba bsucando sin siquiera saberlo: un objeto coleccionable con una historia detrás que puedo compartir con todos ustedes.

¡Muchas gracias, RARLAB, por mantener esta leyenda del software viva, y a Louise por la anécdota!.